Los datos, el conocimiento, el diseño de nuevo procesos, etc. suponen un valor incalculable para cualquier empresa tanto por seguridad de los clientes, como de sus colaboradores. Por ello, cualquier fuga mínima de información puede llegar a suponer grandes perdidas y poner en riesgo la credibilidad de cualquier compañía.
La fuga de información es un evento que provoca la perdida de confidencialidad de datos al ser expuesta a personas no autorizadas o ajenas a esa información, generando impactos que ponen en expuesto la vulnerabilidad de los procesos, teniendo un impacto legal y económico. Es importante tener conocimiento de qué implica y saber resguardar de forma correcta la información para evitar salidas de información.
Actualmente una de las herramientas más utilizadas para el movimiento de datos es el correo electrónico, de manera recurrente por nuestro que hacer diario, compartimos información y sin darnos cuenta podríamos estar haciendo mal uso de las herramientas y de lo que estamos enviando. Este tipo de incidentes pueden ocurrir tanto de forma interna o externa a la Institución, y también de manera intencional o accidental (p.ej. el envío de un correo por error).
¿Cómo podemos prevenirlo?
Identifica y clasifica correctamente la información que manejas.
Si es estrictamente necesario enviar información del clientes o información sensible de tu lugar de trabajo a correos externos. Trata de tener previamente la autorización vía correo electrónico de tu jefe inmediato o del dueño de la información.
Revisa detalladamente el destinatario y contenido de los correos electrónicos antes de enviar.
Documenta los procesos donde exista entrega de información de clientes a correos externos, este te permitirá identificar oportunamente si es un proceso de negocio aprobado o alguna posible fuga o robo de información.
Reduce el envío de información confidencial a través de correos electrónicos.
Todos debemos reforzar la seguridad de donde trabajamos y mantener nuestra información segura.
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